En un magnífico y soleado día, Aldeanueva ha homenajeado a Guillermo Córdoba de Lucas. Hace cien años que el pequeño Guillermo nació en su querido pueblo y para celebrar esa centena de años juntos había preparada una pequeña fiesta sorpresa.
Guillermo, como cada vez que llega al pueblo, ya había cogido una azada para cavar alguna cosa por su patio, pero hubo que dirigirle hacia el granero y allí, al abrir la puerta de la mano de su esposa Julia… ¡sorpresa! ¡Unos doscientos ojos, incluidos los suyos, emocionados al cantar el cumpleaños feliz!
A su lado, toda su familia, su amada esposa, sus cuatro hermanos nonagenarios, cuñados, hijo, nietos, biznieto, una legión de sobrinos con gran parte de su vasta descendencia y muchos, muchos amigos del pueblo. Alguno para asistir, tuvieron que saltar el charco, o sobrevolar unos cuantos países o provincias españolas. La distancia no fue impedimento para estar al lado de quien tantas vidas había tocado con su presencia.
El alcalde, Raúl, hizo entrega de una placa conmemorativa con unas emotivas palabras, siguieron los regalos en forma de presentes, incluido un bastón de mando “makila” como muestra de respeto y reconocimiento a sus valores morales, y sobre todo se siguieron regalando conmovedoras palabras. Guillermo también tomo la voz, firme y agradecida para decir a los presentes lo que le estábamos haciendo…regalarle uno de los mejores días de su larga vida.
Para dejar descansar los lagrimales que ya habían arrojado bastantes emociones, se pasó a un animado ágape que magníficamente había preparado el equipo logístico habitual. A los postres, otra sorpresa…el organillo familiar se dejó oír. Los más jóvenes admiraron como milagroso que al girar una manivela, ¡sin conexión a internet!, brotara sonido armónico. Lo principal, en el pueblo de la música, todos tuvieron ocasión de mostrar su maestría con el baile en una algarabía de alegría y celebración
En fin, un gran día, ¡larga vida nuestro querido Guillermo! ¡Larga vida a nuestra Aldea, cuna de longevas vidas!